sábado, 2 de julio de 2016

Nigredo


Me velo a mí misma y oscurezco infinita. Me oculto silenciosa, para oír algún pequeño atisbo del susurro del Misterio. Si disuelvo mi soberbia, tal vez logre escuchar el lenguaje sagrado, y más tarde pueda revelarme plena, colmada como un cáliz cargado de buen vino; frutas de uvas maduras y maceradas en el caldero de mi Ser, laboratorio secreto de mi pan femenino. Soy pan, soy vino, soy cuerpo de la Diosa. Amo, bendigo, separo, nutro, corto, alquimizo, muero y renazco una y mil veces.

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