martes, 28 de junio de 2016

Equilibrando


En el mundo de la encarnación lo ideal es lograr un sano equilibrio entre la carne y el espíritu. Exceso de carne apaga el brillo del espíritu. Exceso de espíritu debilita la firmeza de la carne. Las necesidades de ambos reinos deben ser atendidas, en conjunto, en armonía, colaborando el uno con el otro, sin dañarse.

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